lunes, 26 de febrero de 2018

A las puertas del final de mi primera novela gráfica

Ad portas, esta es mi declaración sobre la aventura de  haber decidido sentarme a dibujar mi primera novela gráfica (Quedan exactamente 20 páginas para ¿El fin? Los invito a descubrir, sentir y disfrutar de lo que queda).
El cómic Hello, my love fue escrito en ratos de desparche mientras trabajaba en una tienda de diseño, donde por cierto me alcahueteaban que estuviera dibujando todo el día. Empecé a dibujarlo más como un entrenamiento y banco de pruebas previo a un proyecto de novela gráfica mucho más ambicioso, riguroso y personal. Cree un blog para compartir esta novela y esta historia cautivó a gente más allá de mi país. Participé en dos ferias de cómics (Huracán y La Vagabunda de Entreviñetas) donde vendí el primer capítulo impreso. Conocer gente del medio en estas ferias se volvió un pasaporte de viaje. Gracias a eso, el comic me llevó a un conversatorio en Colombia Joven con el Club de Cómic Globos y Viñetas de la nacho, al programa Ríos de Babilonia de la 98.5 UN radio, a una entrevista para blog de cómics Los cómics son buenos, a otra para el programa de TV Panorama y al festival gráfico La Caja.
Dejé de dibujarlo un tiempo (2016 - 2017), pues entre trabajo y estudio no tenía la disposición de sentarme a dibujar más por disfrutar que por cumplir (disfrutar siempre fue la premisa). Esa es una de las ventajas de hacer algo propio y auto editado por lo que nadie te paga; que puedes decidir cuando desaparecer y volver. Es casi como ser una especie de Netflix de los cómics.
Retomé el dibujo de lo que ahora sé, es una novela gráfica (casi 50 páginas más un capítulo extra que será bien especial e interactivo) y el resultado ha sido conmovedor y halagador. Desde el estreno en blog de la primera página hasta el día de hoy, he tenido 11.632 visitas solo en la pestaña del blog "Hello, my Love" y lecturas regulares de países a los que no creí llegar como Irlanda, Ucrania, Francia, España, Estados Unidos, Emiratos Arabes, Estados Unidos, Argentina, Brasil, Rusia, Vietnam y Trinidad y Tobago (país donde la homosexualidad es un delito), Perú y Australia. Esta es la aventura del trabajo duro y autogestionado que ha sido recompensado con cada persona que lee y que encuentra en esa historia algo con lo que se identifica espiritual o gráficamente. Me llena de felicidad la recepción que tiene una historia que he dejado incluso quieta un largo periodo de tiempo y siento una inmensa gratitud de cumplir mi sueño de dibujar cómics y que muchas personas los lean.
La reflexión final es que la autogestión y autoedición es un camino largo y duro, que tarde o temprano como todo lo que se hace con ganas, no solo da frutos sino que empodera.
Ahora me siento lista para llevar a cabo el proyecto de novela gráfica en el que trabajo hace un par de años, no lo había hecho más por un tema personal que editorial, pues la novela es autobiográfica y como tal: íntima. Decidir sacar tantas cosas de una vida al mundo no es una decisión fácil ni para tomar a la ligera. En mi caso requería un duelo, encontrar un camino, no solo gráfico y la seguridad que hoy siento como mujer y dibujante.
Hello quedará en mí por siempre, con todos sus errores y trazos dudosos. También con los más fluidos, con las apuestas ganadas (la locación y la metaficción de la novela) y con algunas páginas que me han dejado profundamente satisfecha. En especial con todo lo que ha pasado en mi vida profesional y personal desde el primer momento en el que empuñé el lápiz para empezar a dibujarla.
Esa historia comenzó con una persona insegura en un lugar inmenso, nuevo y extraño. ¿Quién no se ha sentido así? Creo que ese fue el gancho.
Por supuesto nada de esto habría pasado sin las y los cómplices encontrados en el camino. A todas esas personas que impulsaron esta gesta y nunca dejaron de seguirla, gracias eternas.  




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